20101231

Au revoir 2010, you can kiss my round ass...

A pesar de que me dio mis buenos madrazos, en balance, 2010 fue un buen año; mucho mejor de lo que pensaba. Debe ser porque se fue el buey y llegó el tigre. Y ahora que venga el año del conejo, no queda más que darle una mordida!

En el lado malo (siempre soy la pesimista del cuento, así que por ahí empiezo), lidié con algunas pesadillas que más de una vez me hicieron soltar el llanto más nunca tirar la toalla. En el país de las nubes tuve que pelear con algunos seres malignos, enfrentar a algunas brujas y dos tres lacayos, pero al final, me libré del monstruo sin cabeza.

En el lado bueno (que aún para las que somos felices bajo la lluvia, existe), concreté varios de los sueños que tenía de hace algunos ayeres; la familia del cuento se completó con un tercer elemento y todos felices nos trepamos a una telaraña de tercer piso. Literalmente pasé a mejor vida y ahora siento que por fin puedo respirar sin pedir permiso de relajarme. A pesar de que en las batallas previas tuve que dejar a personas valiosas atrás, me di cuenta que tengo más amigos de los que creo. Quizá se quedaron mis guerreros en otro reino pero se que los puedo seguir viendo.

Y en el lado banal, en cierto tiempo pude presumir de cosas que tenía, pero esa algarabía prefiero no hacerla presente.

¿Y por qué escribo tantas mamarrachadas en la noche del año viejo? Muy sencillo, siempre me adelanto a los hechos. Debo mencionar, queridos escuchas (¡momento! están leyendo) que unos de mis propósitos para el año nuevo es regresar a reescribir mis cuentos. Sin importar la gran pérdida que nos ocasionó la RAE al suprimir acentos, aún tengo algunos cuentos que piden a gritos ser leídos. De algún lado han de salir si no de mis dedos así que, aquí amenazo al respetable, me van a seguir leyendo.

También aprovecho estos textos para preguntarles si ya tienen listos sus deseos, ya han pensado que les trajo o qué se llevó este año y si han planeado como van a recordar al año nuevo. Aprovecho para mandar abrazos y besos a quienes tienen parte de mis pensamientos y un par de patadas y zapes a aquellos quienes a fuerza y constancia se los han ganado.

Como sea, recuerden que lo bien o mal que les vaya en el 2011, no depende de la voluntad divina ni de lo que haga o deje de hacer alguien más; lo que se ganen siempre será responsabilidad suya.

¡Disfruten y sean felices!


Nota: la imágen me la volé de aquí pero no tengo idea de dónde se la haya volado el dueño de ese blog.